ORDENAR EL MUNDO

En tiempos de incertidumbre, no hay nada como ponerse a ordenar. Supongo que esta tendencia mía es herencia de familia: la más clara señal de intranquilidad en una persona muy cercana a mí es encontrarla sumida en armarios y cajones, extrayendo y recolocando, rompiendo papeles con frenesí, reubicando objetos con minuciosidad de relojero. Es una labor que vista desde fuera asusta, pero que, curiosamente, a su protagonista le proporciona serenidad; un auténtico zafarrancho de combate para plantarle cara al desasosiego.

Yo no soy demasiado doméstica y, en consecuencia, establezco orden a otros niveles. Hoy le ha tocado el turno a este blog. Tenía abandonada alguna de sus secciones, como la titulada Mis novelas, en la que reinaba un estado de dejadez: convivencia de distintos tipos de letra, enlaces inoperantes, carteles de colores y tamaños que no casaban entre sí. Ni siquiera había encontrado ocasión de incluir mi última obra publicada, El diablo salió de la niebla. Era una tarea que pesaba sobre mi conciencia, pero ahí estaba la sección, en el más franco abandono, como una habitación cuya puerta cerrada cuesta franquear porque nos obliga a enfrentarnos a la propia desidia.

Pero los tiempos de incertidumbre, como dije al principio, tienen esa ventaja. Convierten en algo deseable las tareas rutinarias, cuanto más prolijas y minuciosas, mejor. Así que esta mañana he decidido abrir la puerta cerrada y he acometido la limpieza de la habitación. Y mientras realizaba esa labor nada creativa, me ha venido a la cabeza algo que me dijo hace tiempo una lectora muy asidua de este blog, que además es una buena amiga y a la que más de una vez he hecho mención en este espacio. Se quejaba esta lectora a su manera suave de que le resultaba difícil orientarse cuando quería releer una entrada. Le faltaba un índice más sistemático que la lista de etiquetas, una carta de navegación que la ayudara a localizar ciertos temas o autores. Comprendí que tenía razón y valoré durante un tiempo hacer un índice de nombres propios, los de los pintores, escritores y fotógrafos a los que he dedicado algún comentario. Pronto me di cuenta de que semejante lista corría el riesgo de ser de una longitud abrumadora; Lo que esconde el blog no es un repertorio ordenado de reseñas y sucede con frecuencia que en la misma entrada conviven varios autores. Había además una razón de índole más personal. Este espacio ha jugado desde el primer momento a ser un trasunto de mi mundo interior y, como tal, es un auténtico caos en el que ni yo misma me oriento. No procedía la elaboración de un índice tan minucioso.

Pero estaba claro que hoy era el día propicio para establecer órdenes que compensaran otros desequilibrios personales. Explorando el espacio de un colega que escribe un blog sobre pintura, me ha llamado la atención un rectángulo en blanco flanqueado por una consigna mágica: Buscar. Por un momento, me ha recordado a los maravillosos carteles con instrucciones de la Alicia de Lewis Carroll; esos divertidos Cómeme, bébeme escritos sobre pasteles y bebidas. Me ha parecido un salvoconducto para acceder a otras realidades, un túnel directo hacia quién sabía qué. He introducido el apellido de un artista en la casilla en cuestión ―no en vano se trataba, ya lo he dicho, de un blog sobre pintura― y se ha operado el milagro: una serie de entradas sobre dicho personaje se ha desplegado ante mí en perfecta formación. Era yo quien las había convocado. Había encontrado ―de forma un tanto torpe para una bloguera veterana, bien es verdad― la manera de que mis lectores pudieran orientarse en los oscuros vericuetos de mi espacio mental.

Aquí tenéis pues, amigos lectores, esta versión cibernética del hilo de Ariadna. Está en el ángulo superior derecho. Ha adoptado la forma de una casilla rectangular, pero es capaz de guiaros con total seguridad por los recovecos del laberinto. Haced la prueba si os apetece. Introducid los nombres de Caravaggio, Modiano o Salgado, por poner ejemplos de personajes sobre los que he escrito con frecuencia. Es eficaz cual conjuro de brujo experto y sacará de las procelosas aguas de este blog todo lo relativo a sus figuras. Y perdonad por el desconcierto de todos estos años, si es que en algo os ha afectado. Ha tenido que llegar un momento de profunda agitación para que me decida a ordenar, al menos, esta parcela de mi mundo.

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