SOÑAR CON PINA
Pina es un documental dirigido por Wim Wenders y dedicado a repasar la figura y sobre todo la labor de la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch. El proyecto de colaborar en la realización de una película había unido tiempo atrás a ambos creadores, pero la inesperada muerte de la coreógrafa en 2009, en pleno proceso de preparación del material, transformó finalmente la cinta en un emocionado homenaje a esta mujer que revolucionó el panorama de la danza mundial y cuyas coreografías siguen teniendo, décadas después de ser creadas, la capacidad de sorprender y perturbar al espectador actual.
Los bailarines de Pina Bausch danzan ensimismados, perdidos en un mundo interior lleno de zozobras, y cuando se relacionan con los otros lo hacen de forma tumultuosa, buscándose, rechazándose, torturándose, necesitándose para vivir como si de niños perdidos se tratase. Sus coreografías suelen destilar una inquietante tristeza, pero poseen a la vez una belleza salvaje y extraña. Bausch terminó con los roles masculino y femenino tradicionales: sus hombres pueden ser delicados y vulnerables, sus mujeres están llenas de energía; nada queda ya de la clásica pareja de danza en la que el bailarín iza una y otra vez a su etérea compañera. Las actitudes se intercambian igual que las vestimentas; no es extraño ver danzar a un bailarín de Pina Bausch con una vaporosa falda de flores que vuela siguiendo el curso de sus movimientos. Se tambalean también las fronteras entre la danza y el teatro. Los personajes de Bausch bailan, hablan, se expresan, recitan, se dirigen al espectador. La libertad más absoluta presidió la labor de esta mujer increíble.
Wenders sitúa algunas de las escenas de danza de la película en un entorno urbano: las calles, un vagón de metro, una piscina pública, los parques, un polígono industrial sirven de ambientación a varias de las coreografías que desfilan por la pantalla, mientras que otras son filmadas en un marco teatral. Es el caso de la impactante versión de La consagración de la primavera de Stravinsky y de Vollmond (Luna llena), una coreografía construida en torno a una gigantesca roca y con un escenario que va siendo cubierto poco a poco por el agua. Sobran las palabras para describir la fuerza y capacidad de transgresión de estas creaciones; el que quiera hacerse una idea puede ver el trailer oficial de la película, que incluyo al final de esta entrada.
Curiosamente, la faceta más emotiva de este documental está ligada a las palabras, que aparecen de forma esporádica a través de las declaraciones y recuerdos de los miembros de la compañía. Es hermoso ver cómo un colectivo que trabaja con una unión tan estrecha está formado por gente de procedencias dispares, cada cual con su color de piel, sus rasgos faciales, su lengua. Les oímos hablar en alemán, en inglés, en español. Esas voces de acentos tan variados van desgranando una serie de testimonios que recorren la historia entera de la compañía, porque se trata, además, de bailarines de edades muy distintas: desde los pioneros que acompañaron a Pina Bausch en los comienzos de su ruta de exploración hasta los más jóvenes, incorporados al elenco cuando su directora era ya un mito. Wenders nos deja ver el rostro de todas estas personas sobre un fondo neutro, ensimismadas en sus pensamientos, sonriendo o mirando fijamente al espectador, mientras sus voces en off recuerdan los viejos tiempos con Pina, confiesan sus inseguridades, su incapacidad inicial para comprender el proyecto en el que se habían embarcado, sus alegrías, su esfuerzo y superación. Los testimonios más emocionantes son los que están ligados a la inesperada desaparición de la coreógrafa y a las distintas maneras en que sus bailarines afrontan esta pérdida. Uno de ellos se acuerda de un compañero ya fallecido y dice que se lo imagina con Pina, danzando ambos entre nubes. Las palabras más hermosas son tal vez las de una bailarina joven que dice lo siguiente: “Pina, aún no he soñado contigo. Espero que me hagas una visita. Tengo noticias tuyas por Daphnis, que siempre sueña contigo. Pero no es lo mismo. Estaría bien que te manifestases. Te espero, Pina”.
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