GLORIA EN LOS INFIERNOS
Leí por primera vez El lápiz del carpintero de Manuel Rivas hace más de una década, y acabo de releerla para comentarla en el club de lectores que coordino. He tenido así ocasión de experimentar una vez más ese curioso juego de selección que realiza la memoria a lo largo de los años. Había olvidado casi todo de la novela, excepto que en su momento me impresionó vivamente; recordaba apenas, de forma muy vaga, a dos personajes antitéticos unidos por una peculiar relación. Y, sobre todo, me venía a la mente una escena en la que alguien hacía uso del lápiz que da título a la obra. Más de diez años después, en esta reciente relectura, dicha escena sigue siendo lo que más me atrae de las páginas de Rivas.
En la Falcona, una cárcel de Santiago de Compostela en la que están recluidos numerosos presos políticos, víctimas de la represión del franquismo, uno de ellos dibuja incansable con un lápiz de carpintero el cercano Pórtico de la Gloria. Pero no se trata de una simple evocación fiel a la realidad, de un intento de traer la belleza del mundo exterior a la sordidez de una celda: mientras dibuja, el pintor asigna a cada uno de sus compañeros de prisión la personalidad de uno de los seres inmortalizados en la piedra. Aquel grupo de presos sucios, hambrientos y llenos de piojos, asustados o rabiosos, tristes o desesperados, guarda silencio por unos instantes en torno a las manos del artista que, mágicamente, los saca de su confinamiento para convertirlos en profetas, en apóstoles, en evangelistas. En un momento de libertad impagable, se atreven a identificar a sus carceleros con los monstruos y demonios que torturan a los condenados en el infierno de piedra: es la única venganza que se puede permitir este grupo de perdedores. Es el triunfo de la belleza y el arte sobre la miseria y el terror. Es una escena inolvidable; mi propia experiencia lo demuestra. Es posible que, cuando pase otra década, el destrozo causado por el olvido haya vuelto a respetar esta imagen del pintor que eleva al paraíso a personajes condenados al infierno.
Siempre que la obra comentada me lo permite, me gusta llevar a nuestras reuniones del club de lectores algún elemento visual. En este caso, la elección era evidente. Los venerables rostros de Moisés, San Pablo, San Juan; las amenazadoras fauces y garras de los demonios y monstruos infernales; los músicos celestiales y los seres alados: todos ellos estaban pidiendo a gritos materializarse entre nosotros. Añado a esta entrada, para algún compañero que no pudo acudir a nuestra tertulia, las hermosas estatuas del Maestro Mateo, las hermosas palabras de Manuel Rivas:
“El pintor hablaba del Pórtico de la Gloria. Lo había dibujado con un lápiz gordo y rojo, que llevaba constantemente en la oreja, como un carpintero.
Cada una de las figuras resultaba ser en el retrato uno de sus compañeros de la Falcona. Parecía satisfecho. Tú, Casal, le dijo al que había sido alcalde de Compostela, eres Moisés con las Tablas de la Ley.
Y tú, Pasín, le dijo a uno que era del sindicato ferroviario, tú eres San Juan Evangelista, con los pies sobre el águila.
Y San Pablo eres tú, mi capitán, le dijo al teniente Martínez, que había sido carabinero y se metió de concejal republicano.
Y había también dos viejos encarcelados, Ferreiro de Zas y González de Cesures, y a ellos les dijo que eran los ancianos que estaban arriba, en el centro, con el organistrum, en la orquesta del Apocalipsis.
Y a Dombodán, que era el más joven y algo inocente, le dijo que era un ángel que tocaba la trompeta. Y así a todos, que salieron tal cual, como luego se pudo ver en el papel.
Y el pintor explicó que el zócalo del Pórtico de la Gloria estaba poblado de monstruos, con garras y picos de rapiñas, y cuando oyeron eso todos callaron, un silencio que los delató, porque Herbal bien que notaba todos los ojos clavados en su silueta de testigo mudo.
Y por fin se decidió a hablar del profeta Daniel. De él se dice que es el único que sonríe con descaro en el Pórtico de la Gloria, una maravilla del arte, un enigma para los expertos. Ése eres tú, Da Barca”.
¡Gracias,Beatriz!! por esta entrada y acordarte de los que no pudimos acudir a nuestra cita .. ¡ Feliz verano! Aprovecha para descansar ,coger fuerzas para Septiembre y escribir muchas entradas en el blog.Aurora
ResponderEliminarGracias a ti, Aurora, por tu constante apoyo. Te echamos mucho de menos el pasado lunes en la tertulia. Fue un día complicado: muchísimo calor, gente atareadísima que consiguió a duras penas hacer un hueco en su horario... Realmente, todo un triunfo del amor a la lectura. Descansa y lee mucho tú también. Nos vemos en nuestra primera cita, a comienzos de octubre.
EliminarEs cierto, fue un día complicadísimo, con la sensación de tener que terminar un sin fin de cosas, pero creo que nunca valoraremos suficientemente cómo nos incorporas a las diferentes lecturas. Cuando llegué a la Biblioteca tenía el cansancio encima de los hombros y tiraba de mí para abajo. Cómo se transforma la realidad en la Tertulia. Cuando termina me siento siempre renovada. Y, en esta, más. Qué extraño recorrido el del lápiz del carpintero. A pesar de todo, yo quiero ser Da Barca.
ResponderEliminarCuando empezó la reunión, pensé: "No voy a ser capaz de decir nada"; tal era el nivel de cansancio que había alcanzado en los últimos días. Y además estaba ese calor terrible, aplastante, como una maldición... Pero sería difícil no animarse a hablar con el grado de atención que me dispensáis. Creo que poca gente me ha escuchado como vosotros lo hacéis. Y cómo no iba a renovarnos a todos una historia de superación de la desdicha como es la novela de Rivas.
EliminarEn cuanto a tus deseos de emular al enérgico e inagotable doctor Da Barca, capaz de animar a sus compañeros en medio del infortunio... si tuviéramos que repartir los personajes del Pórtico de la Gloria entre los que trabajamos en el instituto, ten por seguro, Lola, que tendrías muchas papeletas para ser ese sonriente Daniel capaz de dar fuerzas a todos en medio de cualquier naufragio.
Muchas gracias, Beatriz, te deseo un verano lleno de calma, lecturas, viajes, imágenes y emociones renovadoras.
EliminarHa sido un lujo compartir contigo un curso más la tertulia.
Descansa, pero no te olvides de los que pasamos todos los días por tu blog ávidos siempre de encontrar entradas nuevas.
Un abrazo. Guillermina
Te aseguro, Guillermina, que parte del encanto de las vacaciones es tener tiempo para pasarme por el blog sin apremios y poder compartir las impresiones y pensamientos que sin duda traerá este verano apenas estrenado. Descansa tú también. Nos vemos en octubre con más ganas -si cabe- de leer. Un abrazo.
EliminarPor alguna razón, se escapó a mi lectura esta entrada que tanto me gusta, Beatriz. Tal vez la complicada fecha justifique mi despiste: julio es para mí el auténtico final de año, no el que marca el calendario… No sabes lo que agradecemos tus comentarios, los aspectos y visiones que nos descubres, la preparación, las imágenes que nos muestras. Un libro, después de una Tertulia, adquiere una dimensión nueva para mí, se convierte en un mundo enriquecido por otras miradas. Gracias de nuevo, compañera, nos vemos en nuestra primera cita literaria del curso. Choni.
ResponderEliminarEsa razón a la que aludes, Choni, fue sin duda la fecha en que se publicó la entrada: estábamos en plena vorágine de exámenes, el cansancio del curso pesaba ya lo suyo... Recuerdo lo agotados que estábamos todos en esa última reunión del club de lectores del curso pasado. Mañana empezamos -espero- con fuerzas renovadas. No te imaginas lo que agradecemos los miembros del club que te tomes la molestia de estar con nosotros, aunque sea a distancia y mediante uno de esos milagros de Internet que sigue pareciéndome cosa de magia. Nos vemos, pues, comentando a Leonardo Sciascia. Un abrazo y hasta dentro de unas horas.
EliminarHola beatriz
ResponderEliminarMe gusta que te decidieses por este libro, por que el propietario del lapiz en el mismo era mi abuelo: Marcial Villamor Varela sindicalista asesinado
Si quieres que la historia aun te atraiga mas www.marcialvillamor.com
Es un libro maravilloso: unos personajes conmovedores y una prosa exquisita. Recuerdo que suscitó una tertulia muy interesante en nuestro club de lectores. Me alegro de conocer a alguien relacionado con la base real de la historia. Gracias por dejarme tu testimonio.
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