NUESTRO AMOR NO MATA
Son solo dos. Ocupan un espacio mínimo en la manifestación del Orgullo de Madrid, entre pancartas gigantescas, batucadas, banderas multicolores ondeando al viento, grupos organizados que danzan, grupos no tan organizados que se acercan al público para lanzar consignas, sonrisas y chorros de agua propulsados con pistolas de plástico, las únicas armas presentes (aparte de las de seducción). Cuando llegan a la altura del puesto tras las vallas donde llevo un tiempo indeterminado apostada y luchando con la multitud, cámara en ristre, he visto ya pasar a bailarines de samba, a políticos en estado de ebullición, a jóvenes de belleza increíble muy vestidos o muy desnudos, maquillados, mágicos, evanescentes. Los que presenciamos el desfile hemos alzado los brazos por turno a requerimiento de un animador pertrechado con un megáfono ( ahora que levanten la mano los menores de treinta…, los mayores de cincuenta…, los que son inmigrantes… ), empeñado en demostrar que el gentío agolpado en los márg...