LIBRETA DE LECTORA (IX)

«Cuando a la mañana siguiente despertó, se quedó unos segundos en la cama preguntándose qué debía recordar, hasta que lo recordó. Era como si el mundo esperase en silencio, cual orquesta ante los brazos estirados del director».

Philip Larkin, Jill


«Por primera vez esos recuerdos acudían a visitarla igual que un chantajista de quien tenemos la seguridad de que nos ha perdido la pista desde hace mucho y que una noche llama flojito a la puerta».

Patrick Modiano, Tinta simpática


«La lealtad no es más que traición postergada».

Niklas Natt och Dag, 1795

 

«Los monstruos escondidos en las nubes me hablaban de países desconocidos».

Agota Kristof, Ayer

 

«Escuchar tu propia alma en los labios de un desconocido, ¿no era eso el amor?» 

Gustavo Martín Garzo, Donde no estás

 

«En la vida hay que regalarse la libertad de empezar de nuevo desde cero».

Melania G. Mazzucco, La arquitectriz

 

«Recuerda las palabras: el más fuerte es el que está solo».

Hans Kirk, Los pescadores

 

«…la lila desprendía sus aromas, el mirlo cantaba, mayo se reía por lo bajo desde un matorral».

«Afuera, las ondas del Danubio susurraban su canción inmemorial sobre crecer y morir».

Joseph Roth, El alumno aventajado

 

«…paseemos de vez en cuando por el jardín del pasado. Es un parque maravilloso en el que las hojas no amarillean nunca».

Maurice Dekobra, La Madona de los coches cama

 

«No vayas a un lugar donde el agua es dulce. Ve donde los corazones sean dulces. Ni vayas a un pueblo protegido por muros, sino a un pueblo protegido por amigos».

Ibrahim Nasrallah, El tiempo de los caballos blancos

 

«Pensaba que los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos los de nuestro alrededor conocen».

Carmen Laforet, Nada

 

«Afuera, las ondas del Danubio susurraban su canción inmemorial sobre crecer y morir».

Joseph Roth, El alumno aventajado

 

«El arte no era cosa de broma, era un sacerdocio, una brutalidad: algo que justificaba ese paréntesis entre dos muertes al que llamamos vida».

Eloy Tizón, Mi vida entre caníbales (relato del libro Plegaria para pirómanos)

 

«Mientras tanto, la muerte, inadvertida, ha entrado de refilón en nuestra morada, ya ha empezado a repartirse los espejos».

Eloy Tizón, Cárpatos (relato del libro Plegaria para pirómanos)

 

«Y espero que también cuelgues espejos de los árboles, como en los jardines antiguos, para captar la luz y ver a los pájaros perder el conocimiento cuando miran su hermoso reflejo».

Abdulrazak Gurnah, Paraíso

 

«…el joven que uno fue tiene derecho a ser recordado con respeto y con añoranza por el viejo en que uno se convierte».

Lorenzo Silva, La reina sin espejo

 

«…no hay como hablar de algo para lograr que exista».

Umberto Eco, El cementerio de Praga

 

«La ciudad estaba tan vacía que podía oírse cómo envejecían los edificios».

«…es de las tres en adelante cuando la noche remonta sus propios abismos, goteando sueños».

Gianfranco Calligarich, El último verano en Roma

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